domingo, 25 de mayo de 2014

La importancia de relacionarnos con los clásicos

Introducirnos en el mundo de la literatura y permitirnos conocerla en sus múltiples expresiones tiene innumerables beneficios para el lector, que van desde la creación de hábitos de lectura o el incremento de la cultura general, hasta aquello que está relacionado con la enseñanza de la “lengua”: la ampliación de vocabulario, el perfeccionamiento de la ortografía y la sintaxis que luego servirán al lector en sus producciones.  Pero además, trae aparejados beneficios que implicarán un crecimiento en el desarrollo como personas dentro de una sociedad.

Una obra literaria tiene como fin producir un goce estético, un placer en el lector, busca generar emociones; pero además, muchas obras, persiguen un fin didáctico: “dejar una enseñanza”.

Es innegable que en la literatura existen textos y obras que poseen ese “fin educativo”, que buscan “regir el hacer” en el lector, inducirlo a obrar de una manera que les resulte beneficiosa. Obras que nos dejan un aprendizaje, que se nos puede presentar explícitamente, ya sea mostrándonos las consecuencias que han tenido aquellos que obran perversamente o exponiendo los beneficios que trae el “obrar bien” (entendiendo el obrar bien como el seguimiento de las normas y reglas que cada sociedad y cultura establece); o implícitamente a través de valores, principios y creencias que se sustentan dentro de la obra y que dejan al lector reflexionando sobre la importancia de implementarlos en la vida.

Todas las obras, de acuerdo a las épocas y sociedades a las que pertenecen, poseen su visión del mundo, por eso, la enseñanza que intenten dejarnos estará directamente relacionada con la cosmovisión que sustenta el autor, que es miembro de un grupo humano y como tal, se guía en base a normas, reglas, principios y valores propios de la sociedad a la que pertenece.

No obstante, existen obras que a pesar de pertenecer a un tiempo y una época distinta a la del lector y, por ende, tener una cosmovisión diferente, son capaces de acercarse a él, atraparlo y lograr cautivarlo porque los temas, las situaciones o los valores que tratan atañen al hombre en general. Estos textos u obras son los considerados “Clásicos de la literatura universal”, los cuales debemos lograr aproximar a nuestros alumnos y evitar quitarles la posibilidad de conocerlos, de relacionarse con ellos.

Utilizando diversos recursos y estrategias, debemos lograr llevarlos al aula, ya sea por medio de intertextos con los que se tenga un primer acercamiento al clásico, ya sea a través de recursos tecnológicos (videos, películas, audio libros) o de estrategias motivadoras que conduzcan al alumno a querer leer el “clásico” que estemos tratando.


No debemos dejarnos engañar por la creencia de que los clásicos son obras “ya pasadas de moda”, obsoletas en nuestra sociedad actual y que ya no tienen nada nuevo para transmitirnos, porque coincidimos con Ítalo Calvino en que “un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene para decir”.

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